miércoles, 11 de marzo de 2009

Un modelo para innovar; Roberto Carballo

El artículo, que se puede encontrar en el enlace http://www.madrimasd.org/revista/revista40/tribuna/tribuna1.asp#_ftnref24, es una síntesis, realizada por el propio autor, de su modelo de innovación para organizaciones y empresas desarrollado a lo largo de su carrera.

Presentado de manera didáctica y secuencial, el artículo empieza por una descripción del modelo de innovación seguido, aborda las variables claves que deben ser consideradas, y explicita los valores fundamentales asociados. Concluye con una síntesis del recorrido seguido.

Para este modelo la experiencia es el fundamento de todo proyecto, matizada por la utilización de un método lo suficientemente flexible, y de la monitorización inicial durante las primeras etapas. Parte de la convicción del potencial creador y dinamizador de los grupos de trabajo, que son considerados capaces de altas cotas de calidad en la consecución de resultados, tras un mínimo período de aprendizaje.
Al principio de la innovación no está el Verbo, sino la necesidad, la insatisfacción, la inestabilidad. La relación entre el proveedor de servicios y el cliente se encuentra en una situación de inadecuación, las necesidades y expectativas no se ven correspondidas en nuestra actividad habitual.
A pesar de su potencial de movimiento, es precisa la aparición de una idea, un proyecto común, una sensación de pertenencia, para que la necesidad germine en innovación. La ausencia de proyecto lleva a la inacción y la desesperación.

El éxito del proyecto es presentado como el resultado de una secuencia de estrategias consecutivas, ligadas intensamente entre sí:
- La primera de ellas es el análisis del Cliente. Sin conocer sus necesidades y expectativas, el sentido del proyecto estará desde el primer momento mal dirigido, y abocado irremediablemente al fracaso.
- A continuación, definido el producto, es prioritario fijar sus características de Calidad. Trabajadores, directivos, y clientes se benefician, en distintos aspectos, de un producto bien terminado en las mejores condiciones. La calidad debe primar la rentabilidad.
- El proyecto así creado necesita, para pasar del papel a la palestra, de un adecuado sistema de Comunicación entre todos los agentes implicados: cliente, agente y directivos. La adecuación del producto, los problemas en su ejecución, los errores de proceso, deben ser conocidos y corregidos con transparencia y eficiencia, evitando así los desvíos del horizonte proyectado

A este esquema, en escritos posteriores añadirá el Dr. Carballo uno más. La adecuada marcha de las tres etapas previas hará que los agentes, mediante su experiencia, generen un Conocimiento propio, único, que podrán transmitir a otros.

El proceso debe ser conducido por líderes con unas características especiales. Se prima la horizontalidad, la empatía, la capacidad de comunicación y el trabajo grupal, frente a la jerarquía, la autoridad, la orden y el individualismo. Es en la responsabilidad compartida, y en los espacios de intercomunicación, donde el directivo innovador encuentra con éxito a su grupo de trabajo.

El viaje termina con los valores que se han creado durante el proceso. El proyecto exitoso genera un conjunto de valores, entre los que destacan el respeto, responsabilidad, mejora continua y calidad que surge del propio grupo.

Es atrayente la similitud antropológica entre este modelo de trabajo y las comunidades de cazadores-recolectores. La necesidad siempre está presente, y el ingenio del sapiens lucha por superarla. Los utensilios, las técnicas de caza, se perfeccionan continuamente, a la vez que se vela por la ortodoxia del ritual de la caza. La vida de cada miembro depende de su exquisita interrelación. Se reconoce la autoridad, pero en la medida que es necesaria una voz que guíe. Los sistemas de trabajo grupal cuentan con un apoyo en nuestras necesidades de pertenencia al otro, haciendo siempre agradable la tarea del nuevo día.

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